Andrés Wood (n. Santiago 1965) es un director de cine chileno. Su trabajo más conocido es la película Machuca, ambientada en los momentos del golpe militar chileno de 1973. Aunque estudió Ingeniería Comercial en la Universidad Católica de Chile, siempre le llamó la atención el séptimo arte. Así es como luego de egresar de Economía viajó a Nueva York para estudiar dirección de fotografía, y realizó allí su primer cortometraje “Idilio”.
Está casado con Paz Puga con la cual tiene dos hijos: Mariano y Ana. De vuelta en Chile, a fines de 1992, comenzó a elaborar una serie de proyectos audiovisuales. En 1994 dirige dos cortometrajes, uno de ellos, “Reunión de Familia” se convierte en la primera producción chilena en participar de la selección oficial Clermont - Ferrand, Francia, y también recibió el premio al mejor director en el Festival Internacional de Viña del Mar. En forma paralela a sus proyectos audiovisuales, Wood trabajaba en la realización de comerciales para la televisión.
La película se divide en tres cuentos de media hora cada uno, todos relacionados con el balompié, contando las distintas realidades que se viven en ese deporte en todas las regiones del país.
En Chile, unas 55 mil personas vieron el filme y además se mostró en países de Iberoamérica, Estados Unidos, Canadá, Australia, Francia y España, con gran éxito en todos ellos. Wood recibe varias menciones en distintos festivales de cine, entre ellas las menciones de los jurados en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y del XXIII Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España, en el cual competía con otras trece cintas del resto del mundo.
Luego de la fama adquirida con Historias de Fútbol, Wood se embarca en un nuevo proyecto cinematográfico. “El Desquite”, historia adaptada de las décimas de Roberto Parra, y que narra la historia de un patrón de fundo del sur, que muestra la realidad vivida en latifundios de Chile. La producción que originalmente se presentó como mini serie en Televisión Nacional de Chile, tuvo una reedición de dos horas para ser presentada en cine.
Escrita y dirigida por Wood la película, se estrenó el 4 de octubre del 2001 y de inmediato se transformó en éxito de taquilla en Chile y recibió varios premios internacionales en distintos Festivales de cine: Mejor guión inédito en el XXI festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana, Cuba; y Mejor Director en la VIII Muestra de Cine Latinoamericano en Lérida, España.
Su cuarto largometraje, Machuca, llegó precedido de excelentes comentarios luego de su presentación en el Festival de Cannes. Relata la relación de dos niños en 1973, uno proveniente de una familia pudiente, y el otro marginal, cuyas vidas se cruzan luego que un colegio religioso pone en funcionamiento un programa de integración social.
Además al menos 12 países han adquirido los derechos de exhibición del filme, entre ellos Reino Unido, España, Suiza y Japón.
El 3 de septiembre del 2004 Wood recibe el primer galardón Benjamín Vicuña Mackenna de manos del intendente metropolitano, que busca distinguir a personalidades que desde sus ámbitos de acción han contribuido al progreso y el desarrollo de la capital.
2.- Filmografía.
· Romance (1992), cortometraje
· Reunión de Familia (1994), cortometraje
· Historias de Fútbol (1997)
· El Desquite (1998)
· La Fiebre del Loco (2000)
· Machuca (2004)
· La Buena Vida (2008)
A.- Sinopsis.
Santiago de 2008. Teresa, Edmundo, Mario y Patricia son cuatro habitantes de la ciudad, cuyas vidas se entrecruzan en medio de bocinazos, frenadas y alarmas de autos, pero que difícilmente llegan a tocarse. Sumidos en la vorágine urbana, cada uno de ellos persigue su sueño: Teresa una sicóloga que busca salvar vidas, Edmundo un peluquero que anhela tener un auto; Mario quiere entrar a la Filarmónica, y Patricia sobrevive. Cada uno anhela algo que pareciera ser asequible. Ninguno lo logra. Lo que obtendrán será inesperado.
B.- Ficha Técnica.
Dirección: Andrés Wood.
Países: Chile, Argentina, España y Francia.
Año: 2007.
Duración: 96 min.
Género: Drama.
Guión: Mamoun Hassan y Andrés Wood; basado en un argumento de Rodrigo Bazaes.
Producción: Andrés Wood, Mamoun Hassan, Gerardo Herrero y Diego Dubcovsky.
Música: José Miguel Miranda y José Miguel Tobar.
Fotografía: Miguel Littin.
Montaje: Andrea Chignoli.
Dirección artística: Estefanía Larraín y Rodrigo Bazaes.
http://www.ecartelera.com/peliculas/3158/la-buena-vida/
C.- Análisis de la Obra.
La Buena Vida
De baldosas y de bronces
Por Omar Zúñiga Hidalgo
“La buena vida” es la quinta película de Andrés Wood. Tras el hit masivo que significó “Machuca”, su retorno minimiza el motivo de lo épico y se centra en la historia transitoria de algunos personajes santiaguinos: una madre que se entera que su hija adolescente está embarazada, un clarinetista de alta formación que no consigue el trabajo de alta alcurnia que quería y que termina integrándose a una banda de Carabineros, un peluquero cuarentón que pide un crédito de consumo para poder comprarse un auto y que debe lidiar con su madre, con la que todavía comparte su casa, y una vagabunda que hace lo que puede para poder alimentar a su bebé. La cinta lleva las vidas de estos personajes por separado, y licencias de guión mediante, se permite a sí misma forzar coincidencias de espacios y cruces en las calles de la ciudad.
El relato pasa por estas líneas dramáticas como una visita, recoge algunos momentos en la vida de estos personajes dejándolos igual de despojados y perdidos que un inicio. Sin mayores resoluciones, “La buena vida” no se hace cargo de las motivaciones de cada uno de sus protagonistas. Simplemente, los acompaña. Se deja caer con levedad en algunas de sus acciones, que nos hablan de la hostilidad de Santiago, de la diferencia entre la realización individual y las expectativas que se tienen de ésta.
Algo tiene el director que sus obras alcanzan una vocación por la narración de masas, pero que se aleja considerablemente de un criterio meramente comercial. Sintoniza su relato con el Chile de su tiempo, ahora invadido por las frustraciones de una economía difundida como promisoria, pero que termina siendo algo considerablemente distinto. Las obstrucciones operativas del Transantiago, por ejemplo, el hito del transporte público santiaguino, aparecen aquí como un pequeño comentario a la resignación, uno de nuestros rasgos identitarios más claros. Los chilenos entonces como un pueblo resignado a su propia suerte, que asume lo que le toca, y que mira hacia delante del mejor modo que puede.
Al mismo tiempo, el correlato de los individuos: personajes con obsesiones personales y privadas: ser parte de una corporación artística de renombre, una fijación repentina por la materialidad tangible de la muerte y los huesos como sus vestigios, buscar la verdad en una relación, pero ser capaz de decirla en otra. En las tres líneas hay una radiografía de algunas –varias- pequeñas obsesiones humanas, que no tienen una organización clara o fundamentada, pero que remiten a nuestra fragilidad de una manera lúcida y precisa. En este mapa de acotaciones tan definido, el personaje de la vagabunda se ve algo excluido, reducido a un valor funcional de conexión de las historias, más que un interés propio. Da la sensación que la película hubiese crecido en radicalidad y propuesta excluyéndolo.
A pesar de este escenario algo perturbado, Wood guarda una cierta esperanza, fe en los espacios cívicos, en lo que nos queda de identidad, en algunos gestos solidarios. En las identidades individuales, no las sociales, en las posibilidades que existen para cada uno de remediar sus propios fantasmas. El Santiago del director es una ciudad nostálgica, en búsqueda de su propio pasado, perdido entre las galerías del centro, esa red de pasillos interconectados tan única en el mundo. Nuestra ciudad es la posibilidad del tránsito, el espacio compartido en el que es posible esperar un cambio. Una ciudad en transformación, en recuerdo de su dominio, un bar antiguo ante un campo de golf, baldosas y bronces céntricos. La cinta enfatiza hasta el cansancio que es ésta ciudad y no otra, mediante un plano reiterado de un paisaje santiaguino mirado a través de una ventana. Son calles con apellido, reconocibles, patrimoniales. Calles en las que al parecer es posible mirar hacia un futuro algo menos confuso y algo más luminoso. Con una cierta fe de por medio en que las cosas eventualmente estarán mejores. O al menos, que podrían estarlo.
D.- La Música.
Mi interes por las bandas sonoras nacionales y sus compositores, nació gracias a esta dupla de talentosos músicos, escuchar Machuca, Inmigrantes o Heroes (Carrera y Rodriguez), desperto en mi un hambre insospechada por investigar y conocer más sobre la escena musical chilena (bandas sonoras), y es asi que al escuchar la banda sonora para La Buena Vida, me sorprende el gran nivel al que ha llegado la musica para el cine chileno.
Miranda & Tobar se reconocen por un estilo inconfundible en la composición; una música que acompaña y contiene a los personajes en el devenir de sus historias paralelas y sus conflictos. Ésta, poco a poco va adentrandose en el sentido emocional de las situaciones, logrando con esto, proyectarnos en cada nota la sensación interna de los personajes. La amargura, el desazon, el dolor y la cotidianeidad.
La banda sonora de esta pelicula se encuentra en el sitio oficial www.labuenavidapelicula.cl/ y cuenta con seis temas. Lamentablemente la edición completa de esta BSO no esta editada en cd.
La Lista de Temas que compone la BSO es la siguiente:
1.- Cementerio Corto. (1:30)
2.- Cementerio Final. (3:43)
3.- Para el Final - Interprtada por Chinoy (4:03)
4.- Inicio Arpa (1:38)
5.- Mussorgsky (3:50)
6.- Orfeon (4:14)
* Además de estos seis temas, existen en Youtube seis videos que contienen fragmentos de la BSO, incluyendo la canción de Chinoy (Para el Final) -
Atento a sus comentarios
Aris Cinefile
1 comment:
Hola podrías enviarme la banda sonora del "Desquite" y "Sexo con amor" a mi mail ( better0001y@gmail.com ) , saludos y muchas gracias de antemano!!
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